Nos encontramos inmersos en una situación de crisis. Una crisis no sólo económica sino fundamentalmente política. Una crisis que ha tenido como principal consecuencia el debilitamiento de la Europa social. 

 

A lo largo de esta crisis, los distintos gobiernos de los Estados miembros no han parado de decirnos que la única manera de salvar nuestra moneda, el euro, era sacrificando el Estado de bienestar y las políticas igualitarias. Y, para ello, han llevado a cabo recortes sociales, en perjuicio de nosotros, los ciudadanos, como si las pensiones, la seguridad social o la asistencia a los que más lo necesitan fueran los responsables de sus despilfarros, de su mala gestión y de su incompetencia. Cuando la realidad es muy diferente: la experiencia ha demostrado que cuanto más se progresa en igualdad más se crece desde el punto de vista económico, y, al contrario, cuenta más desigualdad y exclusión social hay más cae el consumo y más aumentan la conflictividad laboral y la conflictividad social. 

 

Por ello, es necesario el progreso de la Europa social: para mejorar la calidad democrática de la unión política de Europa y para salir de la crisis económica en la que nos encontramos. Se necesita una Europa más social: una Europa que incorpore los objetivos de inclusión social y de lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión por razones económicas.

 

Uno de los objetivos de Unión Progreso y Democracia es conseguir una Europa más social. Sólo con una Europa más social, en la que haya una plena igualdad entre todos sus ciudadanos, podremos salir de esta crisis. Es cierto que ya existe un importante marco normativo que garantice esta igualdad. Por un lado, los Tratados incluyen, entre sus objetivos, la garantía de esta igualdad y la lucha contra todo tipo de discriminación. Y, por otro lado, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que forma parte del Derecho originario desde la fecha de entrada en vigor del Tratado de Lisboa, ha consagrado estos principios. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. 

 

Por este motivo, nosotros trabajamos por la igualdad real y efectiva de todas las personas, sin que pueda existir ningún tipo de discriminación por razón de sexo, edad, religión, orientación sexual o discapacidad.

 

Dentro de este último colectivo, es decir, el referido a las personas con discapacidad, conviene recordar que son más de 80 millones las personas de la Unión Europea que tienen alguna discapacidad. Personas que, cada día, se enfrentan a un gran número de obstáculos y barreras a la hora de acceder a su centro de enseñanza o a su lugar de trabajo. Y esto hace que este colectivo de personas sea más vulnerable a la exclusión social, hasta el punto de que el índice de pobreza de las personas con discapacidad es un 70% mayor que la del resto de ciudadanos europeos. 

 

Ante esta situación, en UPyD entendemos que es necesaria la aprobación del Acta Europea de Accesibilidad, cuyo objetivo será hacer accesible nuestro entorno, el transporte, el acceso a bienes, productos y servicios, a los medios de comunicación, a las TIC etc. En definitiva, acabar con todos esos obstáculos y barreras a los que las personas con discapacidad tienen que enfrentarse diariamente. 

 

Pero, no basta con acabar con todas las barreras y obstáculos. Además, pedimos que se aumenten las sanciones a cualquier entidad que discrimine a una persona por cualquier causa y, en consecuencia, también por razón de su discapacidad, y exigimos que todos los Estados miembros cumplan, sin excepción, lo dispuesto en la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. 

 

Sólo podremos salir de esta crisis si conseguimos acabar con la discriminación en cualquier ámbito: en el acceso a la justicia, en la libre circulación, en la participación en la vida política y pública, en la educación y en el empleo. En relación a esto último, es decir, al empleo, creemos necesario facilitar la inclusión laboral de los colectivos más desfavorecidos, entre los que se encuentran, las personas mayores de 45 años, las personas con bajo nivel de estudios, las personas procedentes de la inmigración y, por supuesto, las personas con discapacidad. 

 

Esta es la Europa que defiende Unión Progreso y Democracia: una Europa más social, una Europa más de los ciudadanos, una Europa más nuestra.